martes, 11 de marzo de 2008

sobreviví al descarrilamiento de un tren

Hay cosas en la vida que es poco probable que te pasen, pero a veces... pasan. No creo en el destino pero si en la probabilidad de que algo te suceda o no. Por ejemplo, si juegas a cara y cruz con otra persona tienes el 50 % de probabilidades de ganar, sin embargo si juegas al gordo de navidad tienes una sola posibilidad entre 31.625.100. Claro, si te toca el gordo no esta mal decir que has tenido una suerte que te cagas pero si sale cara o cruz pues bueno, has tenido suerte pero tampoco tanta, era bastante probable.

Según esto, el sábado pasado tuve una mala suerte que te cagas porque me sucedió algo muy poco probable. Conozco personalmente a familias que le han tocado el gordo de navidad pero jamás había conocido a nadie que le hubiese descarrilado el tren donde viajaba. Joderrrrrrr, que mala suerte.

Como muchos ya sabéis cojo con frecuencia el regional Express de Valencia a Alicante. En ese tren he vivido muchas experiencias, algunas normales y otras no tanto, como el niño cojonero que se dedica a correr por el pasillo y a patalear los respaldos, un borracho que cada cinco minutos se levantaba a vomitar, un yonki con el mono que en mitad del campo a las 22.30 detiene el tren con parada de emergencia según él porque se había equivocado de destino, tres marroquíes poniéndose hasta las cejas de coca en los aseos,... y seguro que se me olvida algo, pero jamás había pensado que el tren podría descarrilar conmigo dentro.

La causa del descarrilamiento fue por un rebaño de ovejas que pasaba por un paso a la vez que el tren. No se si tuvo la culpa el pastor o el conductor pero el tren empezó a llevarse ovejas por delante (un total de 45 según las noticias) como moscas en el parabrisas de un coche, hasta que consiguió salirse de la vía por los botes que le provocaban las pobres ovejas que saltaban en pedazos (no es broma) a medida que el tren atravesaba de lado a lado el rebaño.

Al final no hubo heridos ni nada grabe, salvo las ovejas.

Como se que ninguno de los que vais a leer esto os ha pasado en la vida algo así (excepto Maxi que iba conmigo) os voy a contar la experiencia:

Como habitualmente hago los fines de semana cogí el sábado el regional Express de las 16:20 de Valencia a Alicante. En el andén casualmente me encontré con Maxi, cantante y guitarrista del grupo The Crashed Bones que pusieron la B.S.O. a nuestro corto Conciencia Basura. Los dos nos sentamos juntos en el vagón de en medio (ese tren suele tener solo tres vagones) y estuvimos contándonos cosillas de cómo les iba el grupo y a nosotros el corto.

El viaje son dos horas y da tiempo para hablar, leer y dormir. Mientras, atraviesas la zona sur de la provincia de Valencia llena de huerta (naranjos sobre todo, algo típico) y luego pasas a divisar los castillos de Villena, Sax y Petrer de la provincia de Alicante, hasta que por último divisas el castillo de Santa Bárbara de la ciudad de Alicante a la altura de San Vicente, momento donde te espabilas y te preparas para la llegada. Justo a la altura de San Vicente es donde el pobre pastor pensando en sus cosas y disfrutando de la buena tarde cruzaba por un paso señalizado con todas sus ovejas mientras estas en grupo berreaban alegremente. Posiblemente el conductor del tren las vio a lo lejos pero como sabéis un tren no frena inmediatamente, necesita un recorrido bastante largo. Así que supongo que el conductor al ver el rebaño pensó en positivo y en la chuletada que se iba a zampar por la cara, gracias al ostión que les iba a arrear con el tren.
Visto desde dentro, el tren empezó a botar fuertemente durante unos segundos y después se empezó a notar bajo los pies piedras que golpeaban al suelo a la vez que una humareda blanca envolvía las ventanas exteriormente, todo ello acompañado con un ruido de golpes y chirridos. En ese momento, cuando todos los pasajeros estaban expectantes con cara de “no me lo puedo creer”, Maxi me dijo lo mismo que yo estaba pensando, “¿Qué esta pasando?” En ese momento vi a través de la ventana de la puerta que comunica el primer vagón con el nuestro como el primer vagón estaba torcido pegando unos botes que no veas, a lo que le dije a Maxi, “¡Joder, estamos descarrilando!” Seguidamente, por acto reflejo, nos agarrarnos al respaldo del asiento de delante.

No recuerdo si grito mucha gente porque la verdad es que mi cuerpo estaba totalmente a cien por hora expectante de que es lo que iba a suceder a continuación para estar preparado a donde tenía que agarrarme por si el vagón volcaba.

El tren tardo un huevo en pararse además que en este tipo de ocasiones dicen que todo se ralentiza. Una vez detenido el tren todo el mundo estaba en shock, renderizando toda la información para sacar conclusiones, a lo que un chaval joven se levantó rápidamente diciendo en voz alta, “yo me bajo de aquí a ver si viene otro tren y nos da”. Como los pájaros que salen despavoridos por el sonido de un disparo toda la gente del vagón empezó a entrar en pánico y a salir por patas. Hubo un momento de instinto de supervivencia donde una mujer mayor se puso a bajar del tren asustada y gritando por el miedo a caerse obstaculizando al resto de pasajeros que se amontonaban y empujaban para salir por la misma puerta. La mujer no dejaba de soltarse de la puerta por miedo, y un chico joven la intentaba tranquilizar y la ayudaba a bajar. En ese momento se me paso por la cabeza, no lo hice supongo porque no me encontraba muy nerviosos e inseguro, pero no niego que por un momento se me pasó por la cabeza como la multitud, incluyéndome a mí, pateábamos a la mujer para quitarla de en medio. No se si tener ese tipo de pensamientos me convierte en una mala persona pero me da que si en el vagón hubiese habido fuego o algo peligroso, esa mujer que no se soltaba de la puerta y que obstaculizaba la salida, hubiera sido pisoteada por el resto de pasajeros.

Conclusión: voy a jugar al gordo de navidad a ver si me toca, hay que mantener la calma y no contagiar el pánico, y no obstaculizar una salida de emergencia en caso de emergencia.

Aquí os dejo unas fotos del tren. Tengo también fotos de lo que quedó de las ovejas a lo largo de la vía pero creo que sería de mal gusto colgarlas, ya que ovejas enteras era lo menos abundante. Y el olor que desprendían no lo os podéis ni imaginar.

Sobreviví al descarrilamiento de un tren, algo bastante improbable, eso es tener muy buena suerte. Al final parece que la suerte es buena o mala según como se mire.







4 comentarios:

aioli dijo...

Hey Rickiana Jones! Has sobrvivido a las ovejas de Black Sheep. Impresionante las fotos pero faltan las fotos de las ovejas...

Alex

Neikos dijo...

Jajaja, me estoy descojonando. Y es que me estoy leyendo la historia montado en un tren (cosas de los paises modernos, tienes wifi gratis en los trenes, y puedes conectarte tb a un enchufe si no tienes bateria).

Espero que, si no publicas las fotos, al menos nos las mandes por correo, jejeje. Aunque en la primera, ¿no se ve un trozo de oveja pegado? Anda, que buena cena os pegariais.

Yo con un tren no me he hostiado, pero sí con un autobus Granada-Alicante, con un borracho en contra dirección. Y vaya, me acordé de eso que dicen de que cuando vas a morir te pasa toda la vida por delante de los ojos. Mentira, lo único que hice fue apretar el culo y pensar, mi ma, vaya hostia nos viene!

PD.: aunque he tengo esa "suerte especial" nunca me ha tocado la loteria. Claro, que nunca juego... coño, lo mismo ya podría ser rico!

Anónimo dijo...

Bah, yo me esperaba sangre a lo Tarantino en la cabina del tren y algún trozo de oveja pero el tren está impoluto.

A ver si pisas algún día por Toledo o Madrid ;).

Un abrazo.
Guille.

belen dijo...

Yo también iba en ese tren, lo cogí en Villena, para volver de unas prácticas de campo de la universidad. Viajaba sola y me asusté mucho, por no saber que estaba pasando...

Lo del olor a carne muerta.... puff difícil de olvidar en varios días...

Me acuerdo de lo que me ocurrió con ese tren ahora, años después.... y es que.... la casualidad.... hace sólo dos días de la tragedia ocurrida en Santiago, y es que, durante un año entero ese es el tren que cogía casi todos los meses, por que estaba estudiando un máster en Galiza. Se puede decir que no estaba en mi destino

Bueno, un saludo compañero de tren. Y FORZA GALIZA