viernes, 20 de junio de 2008

recuerdos de la universidad

La otra nocha tuve un sueño donde salían compañeros de la carrera y me vinieron recuerdos de la época universitaria, una determinada sensación exclusiva de esa época. Una época con muchas fiestas, donde hice muchos amigos, estudié un huevo, sin preocupaciones de dinero (en parte porque no tenias ni un duro, por lo menos yo), con solo frustraciones por suspender algún examen o por que la chica que te gusta pasa de ti. Que bien viven los jóvenes del primer mundo (en realidad no todos).

En mi caso estuve cinco años en la universidad y el sexto entre la biblioteca y mi habitación para rematar la faena. No todos los años fueron buenos, como el último que fue el peor (incertidumbre, estancamiento y la pregunta del millón: ¿y ahora que?, pregunta con la que comienza la verdadera madurez), pero si tengo muy buen recuerdo sobre todo del segundo y tercer año (el primero básicamente andaba un poco perdido, sobre todo al principio).

El recuerdo comienza en el momento de salir de noche para encontrarme con mis amigos y compañeros de carrera en algún lugar de Alicante (castillo San Fernando, los bajos del Meliá, el castillo Santa Bárbara,…) para hacer botellón, echar unas risas, comentar los cotilleos de la facultad y luego pegar botes en algún bar del barrio hasta que aguantase el cuerpo. Y la sensación que me viene es de diversión con mis amigos y más jóvenes que surgían a lo largo de la noche con la ilusión en común de encontrar una experiencia inolvidable en esa noche. No se hacía nada diferente a lo que podría hacer ahora con mis amigos, pero la sensación era distinta, como un cierto misterio al avance de la noche, expectativas más positivas, una percepción más intensa de los acontecimientos (de los que recuerdas al día siguiente, claro). En general una visión más juvenil, obviamente, y esperanzadora del futuro porvenir.

A veces me viene esa sensación a la cabeza y pienso en si estaré haciendo algo mal para no conservarla en las acciones que hago en el presente. Quizás sea lo que dicen de que el pasado siempre parece mejor, dicen que el cerebro olvida los malos recuerdos, aunque pienso que los malos también hay que conservarlos para apreciar mejor las buenas vivencias que están por llegar. O quizás sea porque la vida universitaria te genera una ficticia seguridad de tu futuro.

Cuando sales de la universidad tienes mucha teoría sobre la vida en la cabeza, bonitos ideales sin experimentar del todo y sigues siendo un crío. Creo que la verdadera madurez llega con expectativas frustradas, rutina y bajón de autoestima que genera el choque con la vida laboral plena, el choque con el mundo real. Quizás sea por esa madurez por la que he perdido el misterio de esa época de juventud donde todo parecía más inquietante, menos aburrido.

Mantengo buenos y malos recuerdos de esa época. No me arrepiento de haberla vivido tal como fue, al contrario, a veces la hecho de menos. No soy de los que desaconseja ir a la universidad con el argumento de que al terminar te vas a encontrar como al principio laboralmente. La universidad a mí no solo me ha aportado un papel donde pone licenciado que si es verdad que ayuda para encontrar trabajo, aunque al principio no lo parezca. También me dio amistades con las que poder compartir inquietudes parecidas, me ayudo a desarrollarme intelectualmente, a entender mejor el mundo y me aportó experiencias inolvidables.

Me acuerdo de las paellas en la facultad de ciencias, las noches en la biblioteca general estudiando, las comidas en el aulario 2 y en el chino, las semanas intensas de prácticas en el laboratorio, la bolsa del calimocho en el castillo, las largas horas de clase, la cervecita en el chiringuito, las de biología, el cure, los tequilillas, las risas,...

4 comentarios:

Riesgo dijo...

Ains! Que nos hacemos mayores.
Ole ole y ole por la entrada.

Neikos dijo...

Menú 4: pollo con almendras!!!

Yo le cuento a todo el mundo lo del día del chino y me miran raro. También cuando explico lo de la bolsa del calimocho. A mí me encantó esa época pero las que han venido después también han tenido sus puntos fuertes. Y a veces me sigue entrando la cosilla esa por dentro cuando digo, hoy salgo de fiesta! Claro, que unos nos conservamos mejor que otros... y bueno, también me tengo que tomar un café antes de salir, pero coño, el otro día me amaneció!

Neikos dijo...

Jaja, "las de biología", muy bueno! Te acuerdas de los carnavales buscando "alitas"?

Ricardo Fernández dijo...

Jajajaja, claro que me acuerdo de las "alitas", y del colgante de Qviwan.
Has dicho que te tienes que tomar un cafe para salir de fiesta pero no has hablado de la sal de frutas.